Incontinencia
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Para mantener la vida, las funciones esenciales de nuestro organismo deben permanecer en constante actividad y en equilibrio. Entre otros aspectos se encuentran la absorción de nutrientes, presentes en el proceso digestivo; intercambio de gases con el ambiente externo, al respirar; la circulación sanguínea, que depende del corazón como bomba y de los riñones como filtros; y excreción, que elimina del cuerpo los desechos de estos procesos¹. Según las teorías del psicoanalista Freud, entre los dos y los cuatro años de edad vivimos en el período llamado “fase anal”, donde exploramos la función de excreción. Es en esta etapa cuando tomamos conciencia y controlamos el acto de eliminar heces y orina. Para los niños, este tipo de acciones representan placer y satisfacción, mientras que los adultos transmiten alivio a los niños. Lamentablemente, con el paso de los años creamos barreras culturales al hablar de este tema y las heces empiezan a representar algo sucio y obsceno. Este comportamiento puede provocar graves problemas de salud y dificultar la realización de tratamientos que puedan ser necesarios².
La incontinencia fecal, por ejemplo, es la pérdida de gases y heces, líquidas y/o sólidas, de forma incontinente e incontrolable, provocada por diversos motivos³. El seguimiento médico es importante para determinar la causa e iniciar el tratamiento más adecuado. En la práctica, estas personas a menudo se ven sometidas al uso de pañales desechables, lo que puede aumentar el riesgo de dermatitis y erupciones cutáneas. Además, existe preocupación por la higiene y el mantenimiento de la ropa limpia. En este momento, la orientación del profesional de la salud marca la diferencia cuando se presentan alternativas para facilitar esa atención. El uso de productos como un sistema cerrado para contener estas heces, mediante sonda rectal, y películas protectoras cutáneas son algunos de estos tratamientos disponibles, de uso domiciliario y hospitalario, que optimizan tiempos y recursos económicos.
Los problemas de salud que afectan el almacenamiento y eliminación de la orina pueden estar relacionados con enfermedades congénitas, aquellas desde el nacimiento o incluso antes, o adquiridas, contraídas durante la vida. En algunas de estas situaciones, el uso de cateterismo vesical está indicado como tratamiento de vaciado de la vejiga. En estos casos se observa una mejoría de los síntomas urinarios, así como una mejor calidad de vida de estas personas, con impacto directo en el nivel de dependencia, confianza en uno mismo y actividades en general⁴. Para ello es necesario utilizar una sonda vesical, que se ha mejorado continuamente. La elección del tipo de catéter está relacionada con garantizar la seguridad, practicidad y comodidad para el usuario. La realidad de muchas personas dependientes de estos materiales es la reutilización inadecuada de productos que deberían ser desechables, lo que impacta directamente en la calidad de la atención⁵. De esta forma, la orientación de un servicio especializado puede cambiar este hecho y ayudar al usuario en este proceso.
Referencias:
- Consultado el 21/05/21 a las 16:30 https://www.coladaweb.com/biologia/fisiologia/funcoes-vitais-humanas
- Consultado el 21/05/21 a las 16:30 https://lunetas.com.br/coco-nao-e-tabu-por-uma-infancia-livre-de-repressao-e-traumas/
- Consultado el 07/05/21 a las 17 h https://www.einstein.br/Pages/Doenca.aspx?eid=233
- Fumincelli L, Mazzo A, Martins JCA, Henriques FMD, Orlandin L. Calidad de vida de los pacientes que utilizan cateterismo urinario intermitente. Rev. Latino-Am. Enfermería. 2017;25:e2906. [Consultado el 06/10/2020; Disponible en: https://www.scielo.br/scielo.php?pid=S010411692017000100356&script=sci_arttext&tlng=pt. DOI: http://dx.doi.org/10.1590/1518-8345.1816.2906.
- Mazzo A, Pecci GL, Fumincelli L, Neves RC, Santos RCR dos, Cassini MF, Tucci Júnior S. Cateterismo uretral intermitente: la realidad de los lubricantes y catéteres en la práctica clínica de un servicio brasileño. Revista de enfermería clínica. 2016; 25(21-22): 3382-90.
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